The classic cartoon about the man bawled out by his boss, who goes home and yells at his wife, who in turn scolds the kids, who kick the dog is a study in displacement. I have noticed that in couples in which one partner is unfaithful, the other partner directs most of his or her reactive hatred not to the mate who has strayed but to the “other” woman or man. Tirades about “that home wrecker,” implying that the partner was an innocent victim of a cynical seduction, seem to protect an already anguished person from risking any further threat to the relationship that might be created if the betrayed party’s rage were aimed directly at the adulterous mate.
Hablaremos sobre los mecanismos de defensa explicados por la PhD Nancy Williams, autora, profesora, supervisora y terapeuta psicoanalítica/dinámica. Tiene un consultorio privado en psicoterapia y supervisión en Lambertville, Nueva Jersey. Fue presidenta de la División de Psicoanálisis (39) de la Asociación Estadounidense de Psicología (APA). Es profesora visitante emérita en la Escuela de Graduados de Psicología Aplicada y Profesional de la Universidad Rutgers. La autora discute el concepto de "defensa" en el contexto de la psicoanalítica y su importancia en el diagnóstico de personalidad. Se enfoca en cómo las categorías de diagnóstico se refieren a patrones defensivos persistentes en individuos. El término "defensa" proviene de la observación de procesos psicológicos que inicialmente son formas adaptativas globales e inevitables de experimentar el mundo.
Freud, el padre del psicoanálisis, introdujo el término "defensa" basado en su inclinación por metáforas militares y en su observación de personas que utilizaban procesos defensivos para evitar el dolor emocional. Aunque se ha interpretado que las defensas son maladaptativas, en realidad, tienen funciones benéficas y comienzan como adaptaciones creativas y saludables. Operan para evitar o manejar sentimientos amenazantes y desorganizadores, como la ansiedad, el dolor abrumador, la vergüenza y la envidia, así como para mantener la autoestima.
Los psicoanalistas creen que todos tenemos defensas preferidas arraigadas en nuestros estilos individuales de afrontamiento, y esto se debe a una interacción compleja de factores como el temperamento, las experiencias de la infancia, los modelos parentales y las consecuencias experimentadas al usar ciertas defensas. El uso excesivo de defensas también puede estar asociado con la psicopatología.
Se menciona que las defensas han sido objeto de extensa investigación, y hay consenso en que algunas defensas son menos maduras en términos de desarrollo que otras. Se citan siete observaciones fundamentales respaldadas por la investigación empírica en psicoanálisis sobre las defensas. Estas observaciones incluyen que las defensas operan fuera de la conciencia, se desarrollan en un orden predecible a medida que los niños maduran, están presentes en la personalidad normal, se utilizan más en momentos de estrés, reducen la experiencia consciente de emociones negativas, operan a través del sistema nervioso autónomo y, cuando se usan en exceso, están asociadas con la psicopatología.
La autora aborda las defensas psicológicas en términos de su desarrollo y madurez, y las clasifica en "primarias" o "inmaduras" y "secundarias" o "más maduras". Las defensas primarias están relacionadas con los límites entre el yo y el mundo exterior, mientras que las secundarias se refieren a los límites internos, como los que existen entre el ego o superego y el id, o entre las partes observadoras y experimentadoras del ego.
Las defensas primarias operan de manera global y no diferenciada en el sensorio de una persona, fusionando dimensiones cognitivas, afectivas y conductuales. Por otro lado, las defensas más avanzadas transforman específicamente el pensamiento, el sentimiento, la sensación o el comportamiento, o una combinación de estos. Algunas defensas primarias son el retiro, la negación, el control omnipotente, la idealización y la devaluación primitivas, la identificación proyectiva e introyectiva y la fragmentación.
Estas defensas primarias se originan en fases tempranas del desarrollo, donde no se ha alcanzado el principio de realidad y no se aprecia la separación y constancia de otros fuera del yo. La negación, por ejemplo, es considerada más primitiva que la represión, ya que la negación es un proceso instantáneo y no reflexivo, mientras que la represión implica conocimiento previo.
La defensa conocida como "fragmentación" también es considerada primitiva, ya que proviene de un momento en que el niño aún no ha desarrollado la constancia del objeto. En este caso, el niño ve a las figuras de apego como totalmente buenas o totalmente malas, sin ambigüedad.
Se menciona que muchas de estas defensas primarias también tienen formas más maduras. La autora enfatiza que estas defensas primitivas son parte de la forma en que percibimos naturalmente el mundo en la infancia y persisten en todos nosotros, pero solo se vuelven problemáticas si faltan habilidades psicológicas maduras o si se usan en exceso. La falta de defensas maduras caracteriza estructuras borderline o psicóticas.
Dado que las defensas primarias están relacionadas con procesos preverbales, prelógicos, imaginativos y mágicos, su descripción es más difícil que la de las defensas más avanzadas. La autora proporciona un resumen de algunas de las defensas primarias, como el retiro extremo, que es una respuesta automática de protección que también se observa en bebés y en adultos puede manifestarse como retirarse de situaciones sociales en favor de un mundo interno de fantasía.
La autora también menciona que algunas personas usan sustancias químicas para alterar su conciencia como una forma de retiro, y señala que algunos profesionales utilizan el término "fantasía autista" en lugar de retiro para referirse a la tendencia a evitar el contacto personal.
Negación
En la lectura, se discuten dos defensas psicológicas: "retiro" y "negación". El retiro implica la respuesta automática de una persona a estímulos de estrés al retirarse a un estado de conciencia diferente, y se observa tanto en bebés como en adultos que buscan escapar del mundo exterior y refugiarse en su mundo interno de fantasía. Algunas personas con una disposición sensible y emocionalmente impresionable tienden a utilizar el retiro como defensa, creando una rica vida interna, pero alejándose de la interacción interpersonal activa.
Por otro lado, la negación implica rechazar la aceptación de experiencias desagradables. Se manifiesta como una respuesta automática ante situaciones catastróficas y se basa en la idea prelógica de que si no se reconoce, no está sucediendo. Mientras que en la mayoría de las personas la negación se utiliza ocasionalmente para hacer que la vida sea más llevadera, también puede presentarse de manera más problemática. Algunas personas niegan la gravedad de problemas serios, como enfermedades o abuso, lo que puede llevar a consecuencias perjudiciales.
La negación también está presente en defensas más maduras, como la racionalización y la formación de reacción. Además, se menciona que en estados maníacos, las personas pueden llegar a negar en gran medida sus limitaciones físicas, necesidades de sueño, problemas financieros, debilidades personales e incluso su mortalidad.
Williams explica cómo la negación está presente en la mayoría de las defensas más maduras. Por ejemplo, menciona cómo la creencia reconfortante de que la persona que te rechazó realmente te deseaba pero no estaba lista para un compromiso completo incluye una negación de que se fue rechazado, así como una actividad más sofisticada de justificación que se refiere como racionalización. De manera similar, la formación de reacción, en la cual una emoción se transforma en su opuesto (por ejemplo, el odio en amor), constituye un tipo específico y más complejo de negación del sentimiento que se está defendiendo, en comparación con una simple negativa a sentir esa emoción.
Se presenta un ejemplo claro de psicopatología definida por el uso de la negación, que es la manía. En estados maníacos, las personas pueden negar en un grado asombroso sus limitaciones físicas, necesidad de sueño, exigencias financieras, debilidades personales e incluso su mortalidad. Donde la depresión hace que los hechos dolorosos de la vida sean supremamente inevitables, la manía los hace parecer insignificantes.
La autora también menciona cómo las personas que dependen de la negación a menudo pueden ser encantadoras y llenas de energía en su estado hipomaníaco. Sin embargo, esta actitud maníaca puede tener un lado depresivo que se manifiesta ante amigos cercanos y que puede tener un costo psicológico.
Luego, se explora cómo los recién nacidos sienten el mundo y el yo como uno solo, viviendo en un estado de "equivalencia psíquica" donde el mundo externo se siente isomorfo con el interno. Esta sensación de omnipotencia y control sobre el entorno es un componente esencial para el desarrollo de la autoestima.
También se discute cómo algunas personas, especialmente aquellas con una personalidad psicopática, buscan un sentido de control omnipotente. Para estas personas, la manipulación consciente es una forma primaria de evitar la ansiedad y mantener la autoestima, y su búsqueda de poder puede manifestarse en diversos ámbitos como negocios, política, operaciones encubiertas y más.
Idealización
Williams explora la idea de la idealización y la devaluación extrema como defensas psicológicas. Comienza destacando cómo los niños, especialmente los más jóvenes, necesitan creer que sus cuidadores son capaces de actos sobrehumanos para protegerlos de los peligros de la vida. A medida que crecemos, tendemos a olvidar lo aterrador que es para los niños enfrentarse por primera vez a realidades como la hostilidad, la vulnerabilidad, la enfermedad y la mortalidad. Esto nos lleva a la tendencia de idealizar a las personas en las que confiamos emocionalmente, lo cual es una parte esencial del amor maduro. Sin embargo, con el tiempo, esta idealización tiende a desvanecerse a medida que desarrollamos una mayor independencia y separación.
En algunas personas, la necesidad de idealizar sigue siendo muy fuerte desde la infancia. Estas personas pueden depender en gran medida de la convicción de que algún figura de apego es omnipotente, omnisciente y omnibenevolente, lo que les brinda seguridad a través de la fusión psicológica con este "Otros" maravilloso ( e.j. el concepto de Dios). Sin embargo, esta necesidad de idealización puede llevar a la dificultad de lidiar con las imperfecciones propias y ajenas. Esto se observa en comportamientos como el perfeccionismo y en la búsqueda de relaciones, líderes u objetos ideales y perfectos.
La idealización extrema también puede manifestarse en creencias religiosas y en la convicción de que ciertas personas o cosas son perfectas e infalibles. Esto puede ser problemático, ya que conlleva una falta de realismo y puede llevar a la negación de defectos o problemas evidentes.
En el caso de las personalidades narcisistas, las personas tienden a depender de la idealización y la devaluación para mantener su autoestima y seguridad. Buscan constantemente perfección y validación, y su autoestima está ligada a estas defensas. El autor destaca que las relaciones terapéuticas con personas narcisistas pueden ser complicadas, ya que la idealización excesiva puede llevar a la ruptura repentina cuando el terapeuta no cumple con las expectativas sobrehumanas.
Some people spend their lives running from one intimate relationship to the next, in recurrent cycles of idealization and disillusionment, trading the current partner in for a new model every time he or she turns out to be a human being.
Esta frase describe a personas que pasan su vida saltando de una relación íntima a otra en ciclos recurrentes de idealización y desilusión. En lugar de enfrentar las realidades y desafíos de una relación con una persona real y sus imperfecciones, estas personas tienden a idealizar a sus parejas al comienzo y luego se sienten decepcionadas cuando la realidad no cumple con sus expectativas sobrehumanas. En lugar de trabajar en resolver problemas y conflictos, optan por buscar una nueva pareja en la creencia de que esta vez todo será perfecto. Sin embargo, el patrón se repite una y otra vez, ya que cada nueva relación eventualmente enfrenta desafíos y dificultades propias de cualquier relación humana. Este ciclo puede ser perjudicial para las personas involucradas, ya que evita la oportunidad de construir relaciones sólidas y duraderas.
Proyección, Introyección e Identificación Proyectiva.
En la lectura, se discuten los procesos defensivos primitivos de proyección, introyección e identificación proyectiva. Estos procesos están relacionados con la forma en que percibimos y comprendemos el mundo y a los demás en nuestras mentes.
La proyección implica que lo que está dentro de nosotros es malinterpretado como proveniente de fuera. Puede ser benigna y madura, como la base de la empatía, pero también puede ser maligna, causando malentendidos y daños interpersonales. Cuando proyectamos actitudes o partes negativas de nosotros mismos en los demás, puede dar lugar a conflictos y malentendidos.
La introyección, por otro lado, es el proceso opuesto, donde tomamos aspectos del mundo exterior y los incorporamos en nuestro mundo interno. Esto es esencial en la formación de nuestra identidad y valores, pero también puede llevar a una pérdida de autenticidad si simplemente absorbemos lo que nos rodea sin discernimiento. En sus formas positivas, conduce a la internalización de aspectos importantes de otros, a menudo observado en niños que imitan a los cuidadores. Es una parte fundamental en la formación de nuestra identidad y valores. Sin embargo, en sus formas negativas, como la identificación con el agresor, se vuelve problemática. Esto ocurre cuando alguien que ha sido abusado o asustado intenta hacer frente adoptando las cualidades de su agresor, recuperando así una sensación de poder. Este mecanismo es común en varias disposiciones psicológicas, incluyendo el sadismo y la impulsividad. La introyección también está vinculada a la psicología depresiva. Cuando nos vinculamos profundamente con otros, internalizamos sus representaciones dentro de nosotros, y perder a alguien cuya imagen hemos introyectado puede llevar a una sensación de vacío y autodegradación. Esto también se puede observar en niños de familias destructivas que prefieren creer que hay algo mal en ellos en lugar de aceptar la negligencia o el abuso de sus cuidadores.
La identificación proyectiva combina estos dos procesos: proyectamos partes de nosotros mismos en los demás y luego tratamos a esas personas como si realmente poseyeran esas características. Esto puede ser una defensa poderosa y puede influir en cómo los demás se comportan en respuesta a nuestras proyecciones. Este proceso puede llevar a una percepción distorsionada de los demás y puede ser desafiante en entornos terapéuticos. En algunos casos, se asocia con la organización de la personalidad borderline debido al impacto emocional intenso y su potencial para amenazar la confianza del propio terapeuta.
Sin embargo, es importante señalar que la identificación proyectiva no es exclusiva de aquellos con características borderline. Tiene formas sutiles y benignas en la vida cotidiana. Los aspectos positivos de la identificación proyectiva incluyen compartir emociones en grupos y el potencial para la creatividad e interacciones positivas.
La división del ego
La división del ego, comúnmente conocida como "división", es un mecanismo de defensa que se origina en una etapa preverbal del desarrollo. En este proceso, los individuos categorizan experiencias y personas como completamente buenas o completamente malas, careciendo de la capacidad para ver los matices o ambivalencia en situaciones o individuos. La división es especialmente evidente en los niños pequeños, que asignan valores buenos o malos a todo en su mundo como una forma de organizar sus percepciones. Esta falta de constancia del objeto les impide experimentar la ambivalencia, ya que solo pueden sostener un estado de ego bueno o malo hacia un objeto.
En la edad adulta, la división sigue siendo una forma poderosa de hacer frente a experiencias complejas o confusas. Implica formar juicios absolutos y dicotómicos, como verse a uno mismo como completamente bueno y a los demás como completamente malos, o viceversa. Este mecanismo ayuda a reducir la ansiedad y mantener la autoestima, pero distorsiona la realidad y puede ser perjudicial. Se ha observado la división en diversos contextos, como en el discurso político donde los grupos etiquetan a otros como el "enemigo malvado" para fortalecer un sentido de unidad entre los miembros internos.
Clínicamente, la división es evidente cuando una persona mantiene actitudes no ambivalentes hacia los demás y pasa por alto cualquier sentimiento contradictorio. Por ejemplo, un paciente borderline podría ver a su terapeuta como completamente bueno o completamente malo, sin reconocer la complejidad de la naturaleza humana. La división puede crear desafíos en entornos terapéuticos e instituciones, ya que la tendencia de los pacientes a dividir puede llevar a conflictos y agotamiento entre los cuidadores.
La somatización
La somatización es un proceso en el que los estados emocionales se expresan a través de síntomas físicos o reacciones corporales. Se refiere al proceso en el que los estados emocionales se expresan físicamente, a menudo en ausencia de la capacidad para verbalizar los sentimientos. La somatización se observa en personas que carecen de las palabras para describir sus emociones y en su lugar manifiestan angustia a través de síntomas o enfermedades corporales. Cuando los niños pequeños no pueden expresar sus sentimientos con palabras, pueden manifestar su angustia emocional a través de experiencias somáticas, como enfermedades o acciones. Esto puede estar relacionado con la alexitimia, una dificultad para identificar y expresar emociones con palabras. Las tensiones tempranas en la vida a menudo desencadenan reacciones somáticas, y estas respuestas pueden persistir como aspectos fundamentales de nuestra capacidad de respuesta general al mundo. El miedo infantil, el apego inseguro y el trauma pueden contribuir a la somatización. Puede llevar a la alteración del sistema inmunológico y enfermedades físicas durante períodos de sobrecarga emocional.
La somatización no debe confundirse con el fingimiento de enfermedades, que implica pretender estar enfermo para obtener beneficios personales. También desafía la noción de una estricta división entre mente y cuerpo, enfatizando que los dos están interconectados e inseparables.
Respuesta de Lucha-Huida-Paralización
Esta es una respuesta de estrés innata en la que el cuerpo reacciona a amenazas percibidas preparándose para luchar, huir o congelarse. El cerebro libera glucocorticoides en respuesta al trauma, afectando varios sistemas corporales como el gastrointestinal, circulatorio, inmunológico y endocrino. Esta respuesta está profundamente arraigada y es parte del mecanismo de supervivencia del cuerpo.
Acting Out (Actuación Defensiva)
Actuar es un mecanismo de defensa en el que las emociones que no se pueden expresar verbalmente se manifiestan a través de acciones. Es especialmente común en niños que carecen del vocabulario para expresar sus sentimientos. En psicoanálisis, se utiliza para describir el comportamiento que inconscientemente intenta manejar la ansiedad relacionada con sentimientos reprimidos y recuerdos traumáticos. "Enactment" es un término relacionado utilizado para representar experiencias que no se pueden expresar con palabras, y se reconoce que estas dinámicas emergen naturalmente en las sesiones de terapia.
Es importante señalar que si bien estos mecanismos pueden ser adaptativos en ciertas situaciones, también pueden llevar a desafíos y angustia, especialmente cuando se convierten en formas predominantes de afrontamiento o comunicación.
Sexualización (Instintualización)
Es un proceso en el que las experiencias se transforman en contenido sexual como una forma de defensa. La sexualización puede ser un intento de convertir el miedo, el dolor u otras sensaciones abrumadoras en excitación sexual para sentirse vivo. Las personas pueden recurrir a la sexualización para manejar la ansiedad, aumentar la autoestima, contrarrestar la vergüenza o distraerse de un sentido de vacío interior. Se destaca que no todas las formas de sexualización son problemáticas y que algunas pueden ser adaptativas.
Disociación Extrema
La disociación implica una desconexión entre diferentes aspectos de la experiencia de una persona, a menudo como respuesta a un trauma severo o abrumador. Puede variar desde episodios leves de "estar fuera de sí mismo" hasta estados más extremos que se asemejan a la psicosis. La disociación puede ser un mecanismo de defensa normal en respuesta a situaciones extremas, pero también puede manifestarse patológicamente, especialmente en personas que han experimentado traumas graves y repetitivos. La disociación puede ayudar a distanciarse del dolor y el terror, pero también puede llevar a la confusión y aislamiento.
Dissociation is a “normal” reaction to trauma. Any of us, if confronted with a catastrophe that overwhelms our capacity to cope, especially if it involves unbearable pain and/or terror, might dissociate. Out-of-body experiences during war, lifethreatening disasters, and major surgery have been reported so often that only the most skeptical person can completely disregard the evidence for dissociative phenomena.
Represión
La represión implica olvidar o ignorar deliberadamente pensamientos, emociones o experiencias que son perturbadoras o conflictivas. Puede aplicarse a experiencias traumáticas o a deseos y fantasías inaceptables. Freud creía que la represión causaba ansiedad, pero más tarde se consideró una forma de mantener a raya los impulsos y afectos que generan ansiedad.
Regresión
La regresión se refiere a retroceder a comportamientos y estados emocionales más primitivos, generalmente en respuesta a fatiga o estrés. Es un fenómeno natural en el desarrollo humano y se observa en niños y adultos. En la terapia, los pacientes a veces recurren a patrones de comportamiento anteriores como una forma de afrontar nuevas situaciones.
Aislamiento del afecto
En este mecanismo, las personas separan sus emociones de su comprensión cognitiva. Pueden hablar de situaciones traumáticas o dolorosas de manera muy fría y desapegada. Este mecanismo puede ser útil en situaciones extremas, como en profesiones médicas o militares, pero también puede llevar a una desconexión emocional generalizada.
Intelectualización
La intelectualización es una versión más elevada de la "aislación del afecto". Aquí, una persona habla de sus sentimientos de manera que suena desapegada y sin emoción. Por ejemplo, podrían hablar sobre la ira en un tono casual y distante, lo que sugiere que, aunque teóricamente reconocen la emoción, todavía les resulta difícil expresarla abiertamente. Este mecanismo implica un pensamiento racional en situaciones emocionalmente cargadas. Aunque muestra una fortaleza del ego, puede resultar en una falta de autenticidad emocional si se utiliza en exceso.
Racionalización
La racionalización es un mecanismo de defensa común que implica encontrar razones lógicas o justificaciones para comportamientos, deseos o situaciones que pueden tener un componente emocional incómodo o inaceptable. Las personas tienden a racionalizar para evitar enfrentar la realidad emocional o para justificar decisiones. Puede tomar dos formas principales: la "racionalización de uvas agrias", donde se minimiza algo deseado que no se pudo obtener, y la "racionalización de limón dulce", donde se minimiza algo malo que ocurrió. La racionalización puede ser especialmente evidente en personas inteligentes y creativas, ya que pueden encontrar argumentos lógicos para casi cualquier cosa.
Moralización
La moralización es un mecanismo de defensa cercano a la racionalización. Mientras que en la racionalización alguien busca razones lógicas para justificar su comportamiento, en la moralización busca formas de sentir que es su deber seguir ese camino. La moralización convierte lo que alguien ya desea en un lenguaje razonable; coloca la acción en el ámbito de lo justificado o moralmente obligatorio. A menudo, esta transformación de impulsos puede parecer autojustificada y autoderecho, lo que a veces puede ser percibido como molesto o desagradable. La moralización puede llevar a justificar acciones que de otro modo serían socialmente inaceptables, y líderes políticos pueden explotar este deseo de sentirse moralmente superiores para obtener seguidores y justificar acciones controvertidas.
Compartmentalización
La compartmentalización es otro mecanismo de defensa relacionado con la racionalización y con procesos de disociación. Aquí, una persona mantiene dos o más ideas, actitudes o comportamientos en conflicto sin darse cuenta de la contradicción. Esto permite que condiciones conflictivas coexistan en la mente sin generar confusión, culpa, vergüenza o ansiedad consciente. La compartmentalización puede parecer hipocresía para los observadores externos. Ejemplos cotidianos incluyen tener creencias en conflicto, como defender la importancia de la comunicación abierta mientras se evita hablar con alguien, oprofesar la importancia de la empatía mientras se defiende el egoísmo.
En el espectro patológico, algunas personas pueden ser humanitarias en público pero cometer abusos en privado. También se ve en líderes religiosos o políticos que condenan ciertas acciones mientras las cometen en secreto. La compartmentalización puede llevar a una contradicción entre las acciones y las creencias de una persona, y cuando se enfrenta con esto, es probable que utilice la racionalización para justificar la discrepancia.
Undoing
El "undoing" es un mecanismo de defensa en el cual una persona inconscientemente trata de contrarrestar algún afecto, generalmente culpa o vergüenza, mediante una actitud o comportamiento que mágicamente lo borre. Por ejemplo, alguien que regresa a casa con un regalo para su pareja después de haber tenido un estallido de temperamento la noche anterior estaría utilizando el "undoing". Este mecanismo a menudo tiene un origen arcaico y mágico, pero las personas que lo usan pueden llegar a comprender su comportamiento supersticioso a través de la reflexión. Las personas pueden emplear "undoing" para tratar de expiar errores o pecados del pasado y puede estar presente en rituales religiosos y acciones altruistas. Cuando el "undoing" se convierte en una defensa central en la personalidad de alguien y sus acciones tienen el significado inconsciente de expiar crímenes pasados, se considera que su personalidad es compulsiva.
When undoing is a central defense in a person’s repertoire, and when acts that have the unconscious significance of expiating past crimes comprise the main support to the individual’s self-esteem, we consider his or her personality to be compulsive. I want to stress here, since the terms “compulsion” and “compulsive” are so often associated with undesirable behaviors, that the concept of compulsivity is neutral as to moral content. In other words, one can be a compulsive drinker, but one can also be a compulsive humanitarian
Turning Against the Self
El "turning against the self" se refiere a la redirección de un afecto o actitud negativa que inicialmente se dirigía hacia un objeto externo, ahora hacia uno mismo. Por ejemplo, si alguien es crítico con una autoridad pero teme que esa persona no pueda tolerar la crítica, podría dirigir esas ideas críticas hacia sí mismo en lugar de expresarlas externamente. Esto puede ser una forma de lidiar con situaciones en las que uno se siente vulnerable ante una figura de autoridad o en las que no tiene control para cambiar las cosas. Aunque puede ser desagradable, esta defensa puede dar la ilusión de mayor control sobre situaciones difíciles. Esta defensa es más madura que la introyección, ya que no se asimila totalmente la actitud externa crítica, sino que uno se identifica con ella en cierta medida. Algunas personas la utilizan de manera consciente y resistente para evitar negar o proyectar cualidades desagradables.
Displacement
El "displacement" se refiere a la redirección de un impulso, emoción, preocupación o comportamiento desde su objeto inicial o natural hacia otro objeto debido a la ansiedad que proviene de su dirección original. Por ejemplo, cuando alguien regresa a casa y descarga su enojo con su esposa después de haber sido regañado por su jefe en el trabajo, está utilizando el desplazamiento. Este mecanismo también puede manifestarse en situaciones donde se desvía un impulso sexual hacia un fetiche, o cuando alguien proyecta su ansiedad en un objeto específico que simboliza el temor real. Cuando el desplazamiento es una característica constante en la vida de alguien, se considera que su personalidad es fóbica.
At the age of 11 one of my daughters, observing our dog attack its pull toy right after being scolded for misbehavior, commented, “Look at that! She’s taking her anger out on the toy—just like people!” The term “displacement” refers to the redirection of a drive, emotion, preoccupation, or behavior from its initial or natural object to another because its original direction is for some reason anxiety ridden.
Reaction Formation
La "reaction formation" es un mecanismo en el cual el organismo humano convierte algo en su opuesto polar para hacerlo menos amenazante. Esto involucra la conversión de un afecto negativo en uno positivo, o viceversa. Por ejemplo, alguien podría convertir sentimientos de odio en amor, o deseos en desprecio. La formación de reacción puede observarse en situaciones donde los niños mayores muestran amor hacia un hermano recién nacido después de sentir celos y enojo. Este mecanismo funciona para negar la ambivalencia y disociar los aspectos negativos de los sentimientos. En adultos, la formación de reacción puede ser utilizada como una defensa contra sentimientos hostiles y agresivos, especialmente en patologías como la paranoia.
Reversal
La "reversión" es un mecanismo de defensa en el cual una persona cambia su posición en una situación, pasando de ser el sujeto a ser el objeto, o viceversa, como una forma de lidiar con sentimientos que representan una amenaza psicológica para sí mismo. Por ejemplo, si alguien siente vergüenza o peligro en su deseo de ser cuidado por otros, podría satisfacer sus propias necesidades de dependencia cuidando a otra persona y, de manera inconsciente, identificándose con la gratificación de esa persona al ser cuidada. Los niños a menudo utilizan la reversión al jugar con muñecas o figuras de acción, permitiéndoles cambiar los aspectos de poder en una transacción.
La reversión puede ser constructiva si se trata de cambiar escenarios benignos, como cuidar a otros de manera empática. Sin embargo, puede ser destructiva si se transforma una situación negativa en una positiva, como en rituales de abuso o en situaciones de victimización. En algunos casos clínicos, la reversión puede presentarse de manera desafiante para el terapeuta. Por ejemplo, un hombre que tuvo una madre deprimida y alcohólica puede invertir roles en la terapia, asumiendo la posición del terapeuta y haciendo que el terapeuta parezca el paciente.
Identificación
La "identificación" se refiere a la capacidad de una persona para asumir consciente o inconscientemente características de otra persona, ya sea en su totalidad o en parte, como una forma de lidiar con la ansiedad, la tristeza, la vergüenza u otros afectos dolorosos, o para restaurar un sentido amenazado de cohesión y autoestima. Es un mecanismo de defensa que puede ser tanto no defensivo como defensivo, dependiendo del contexto y la motivación detrás de la identificación.
Algunas personas parecen identificarse más fácil y reflexivamente que otras, como si fueran absorbentes de cualquier "tinta psicológica" que llegue en su dirección. Aquellos que sufren de confusiones básicas de identidad, de cualquier gravedad, están en riesgo aquí, como cualquiera que haya estudiado el comportamiento de las sectas puede atestiguar. Las experiencias de conversión contienen un componente pesado de identificación defensiva. Incluso personas bastante sanas con ciertas áreas de perturbación en su identidad pueden ser especialmente propensas a identificarse con alguien que parece tener un mejor control sobre las dificultades de la vida.
Sigmund Freud distinguió entre dos tipos de identificación: "identificación analítica" y "identificación con el agresor". La primera se refiere a querer ser como una persona valiosa, mientras que la segunda implica volverse como el agresor para manejar la ansiedad y el poder percibidos del agresor. La identificación madura implica convertirse consciente pero parcialmente en otra persona, desarrollándose desde formas infantiles más primitivas de introyección.
La identificación puede tener efectos positivos o negativos según el objeto de la identificación. En psicoterapia, es común reevaluar identificaciones problemáticas que se formaron en la infancia para abordar conflictos pasados que ahora causan problemas en la vida adulta. Por ejemplo, una persona que tuvo un padre abusivo puede haberse identificado con un modelo de comportamiento violento para sobrevivir, pero luego enfrenta problemas cuando ese comportamiento no es adecuado en su vida adulta.
La identificación también puede aumentar bajo estrés emocional, especialmente cuando se enfrentan cambios significativos en la vida o la pérdida de personas importantes. Los adolescentes a menudo buscan modelos a seguir para enfrentar las demandas de la adultez, y en la sociedad occidental contemporánea, la falta de modelos adecuados puede estar relacionada con problemas de salud mental en los adolescentes.
Sublimación
En el pasado, el concepto de sublimación era ampliamente entendido en el público educado y representaba una forma moderna de ver muchas inclinaciones individuales diferentes. Actualmente, con la disminución de la teoría de impulsos en el pensamiento psicoanalítico y la menor familiaridad con la teoría psicoanalítica en general, se menciona menos en la literatura psicoanalítica y es menos apreciado popularmente como concepto. La idea original era que la sublimación era la "buena" defensa, la que por definición representaba una resolución creativa, saludable, socialmente aceptable o beneficiosa de conflictos internos entre impulsos primitivos y fuerzas inhibidoras.
Freud originalmente dio a la sublimación el significado de expresar impulsos biológicos (que para él incluían deseos de succionar, morder, pelear, copular, mirar a otros y ser mirado por ellos, infligir daño, soportar dolor, proteger a los jóvenes, etc.) en una forma socialmente valiosa. Esta defensa se consideraba la forma más saludable de resolver dilemas psicológicos por dos razones: primero, fomenta comportamientos beneficiosos para la especie; y segundo, descarga el impulso relevante en lugar de desperdiciar mucha energía emocional transformándolo en algo diferente o contrarrestándolo con una fuerza opuesta.
Humor
El humor se agrega a esta lista de defensas más maduras porque, aunque podría considerarse un subtipo de sublimación, es particularmente interesante. Los niños comienzan a hacer chistes desde muy temprana edad (un bebé de 8 meses que conocía, que acababa de aprender el concepto de "caliente", de repente retiró su mano del pecho de su madre, gritó "¡caliente!" y se echó a reír, claramente un chiste deliberado). Algunos chistes no parecen defensivos en absoluto, algunos tipos de humor tienen la cualidad de pura alegría y juego. En el otro extremo del espectro, la compulsión por ser gracioso puede ser extremadamente defensiva; muchos conocemos a alguien que, cuando se le invita a una conversación sincera, no puede dejar de hacer chistes. La necesidad impulsiva de ser constantemente gracioso y evitar sentir el inevitable dolor de la vida es una característica de la personalidad hipomaníaca, un tipo de personalidad que se encuentra comúnmente en el nivel de severidad fronteriza.
Algunos tipos de humor claramente maximizan nuestra capacidad para tolerar el dolor psicológico. La versión extrema de este proceso es el humor negro, que se ha observado durante siglos como un mecanismo para sobrevivir a las realidades más sombrías de la vida. Mucho humor es defensivo de manera positiva, realizando funciones bienvenidas como burlarse de los objetos del miedo, reconocer realidades duras con un toque ligero, transformar el dolor en placer. Un sentido del humor, especialmente la capacidad de reírse de las propias idiosincrasias, se ha considerado durante mucho tiempo un elemento central de la salud mental. La aparición del humor en un paciente previamente sombrío o angustiado suele ser la primera indicación de un cambio interno significativo.
Comentarios conclusivos
Esta conclusión representa la revisión de las operaciones defensivas pertinentes para comprender la organización del carácter individual. El libro se centra en la estructura de la personalidad, no solo en los trastornos de personalidad. Aunque se enfoca en la tarea clínica del diagnóstico, que supone que la persona que busca ayuda está sufriendo de alguna manera, debemos recordar que el problema por el que se busca ayuda puede no radicar en el carácter básico del paciente. Puede ser, por ejemplo, una respuesta a algún estrés que agotaría las reservas de cualquier persona, con cualquier tipo de estructura de carácter. Pero cómo una persona sufre reflejará su organización de personalidad. Y cómo alguien más puede ayudar a mitigar el sufrimiento requiere sensibilidad a las diferencias de personalidad.
Referencias
McWilliams, N. (2011). Diagnóstico Psicoanalítico. Comprender la estructura de personalidad en el proceso clínico.