Personalidades obsesivas y compulsivas
Nancy McWilliams en el cap. 13 nos aborda a profundidad sobre las personalidades OC
El texto de Nancy Williams, titulado "Psychoanalytic Diagnosis," ofrece una exploración detallada y perspicaz de la evaluación y el tratamiento de individuos con personalidad obsesiva y compulsiva en el contexto de la terapia psicoanalítica. A lo largo de su obra, Williams aborda aspectos fundamentales relacionados con la dinámica, el diagnóstico y las estrategias terapéuticas para abordar los desafíos específicos presentados por esta población clínica.
El texto comienza destacando las características comunes de las personas con rasgos obsesivos y compulsivos, incluyendo su tendencia a ser "buenos pacientes" pero a la vez difíciles, debido a su percepción del terapeuta como un padre crítico y a su lucha subyacente entre la sumisión consciente y la resistencia inconsciente.
Williams profundiza en las dinámicas de transferencia y contratransferencia que surgen en la terapia con estos individuos, resaltando la importancia de evitar luchas de poder y fomentar un ambiente terapéutico de calidez y aceptación.
Contexto cultural y societal
Williams comienza destacando cómo en las sociedades occidentales, especialmente en la era de la Ilustración, se ha dado un alto valor a la razón y a la creencia en el progreso a través de la acción humana. La lógica, la resolución de problemas prácticos y la búsqueda del placer a través del pensamiento y la acción se consideran altamente valorados en estas sociedades. Esto establece un contexto cultural en el que pensar y hacer son actividades muy estimadas.
Personalidades obsesivas y compulsivas
Williams argumenta que cuando el pensamiento y la acción dominan la psicología de una persona en detrimento de otras actividades como sentir, intuir, escuchar, jugar, soñar despierto y disfrutar de las artes creativas, es posible inferir que tienen una estructura de personalidad obsesivo-compulsiva.
Variedades de personalidad obsesivo-compulsiva
Williams destaca que no todas las personalidades obsesivas y compulsivas son iguales. Algunas personas tienen un equilibrio entre el pensamiento y la acción, mientras que otras pueden estar más sesgadas hacia una u otra. También menciona que no todas las personas con características obsesivas y compulsivas cumplen con los criterios del DSM (Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales) para el trastorno de personalidad obsesivo-compulsivo.
Separación de síntomas y estructura de carácter
Williams subraya que es importante distinguir entre los síntomas obsesivos (pensamientos persistentes no deseados) y compulsivos (acciones persistentes no deseadas) y la estructura de carácter obsesivo-compulsiva. No todas las personas que experimentan estos síntomas tienen una personalidad obsesivo-compulsiva.
Conexión entre obsesiones y compulsiones
A pesar de la separación conceptual, Williams reconoce que las tendencias obsesivas y compulsivas pueden coexistir en una persona, y sus investigaciones han revelado dinámicas similares detrás de ambos. Sin embargo, enfatiza que esta es una agrupación conceptual y no necesariamente refleja una estructura de carácter uniforme.
Factores biológicos y psicológicos
Williams también menciona que las personas con trastornos obsesivo-compulsivos están influenciadas por procesos biológicos complejos, pero advierte contra la simplificación excesiva de estos trastornos como meramente biológicos, enfatizando la importancia de la comprensión psicológica en su análisis y tratamiento.
Aspectos relacionados
Se exploran aspectos relacionados con los trastornos obsesivo-compulsivos y su conexión con el desarrollo infantil, la afectividad y la dinámica psicológica. Dando esta explicación detallada:
Diferencia entre obsesiones y compulsiones: En los trastornos obsesivo-compulsivos, los pensamientos repetitivos y las acciones irresistibles son considerados "ego-ajenos", es decir, el individuo los percibe como ajenos a su propia voluntad y perturbadores. Sin embargo, en la estructura de carácter obsesivo-compulsiva, estos pensamientos y acciones son "ego-sintónicos", lo que significa que el individuo los considera coherentes con su identidad y valores personales.
Descripción de la personalidad obsesivo-compulsiva: Estas personas tienden a ser ordenadas, obstinadas, perfeccionistas, puntuales, meticulosas, frugales y enfocadas en la intelectualidad. También se destacan por ser prácticas, precisas y escrupulosas en sus requisitos morales.
Ejemplos de figuras representativas: Por ejemplo, Woodrow Wilson, Hannah Arendt y Martin Buber son citados como ejemplos de personas altamente funcionales con estas características, mientras que Mark Chapman, quien desarrolló una obsesión con John Lennon que lo llevó a cometer un asesinato, se considera en el extremo psicótico del espectro obsesivo-compulsivo.
La naturaleza compulsiva de la mayoría de los comportamientos patológicos: La mayoría de los comportamientos que consideramos patológicos son, por definición, compulsivos. Esto significa que las personas que los experimentan sienten una compulsión interna para llevar a cabo estas acciones repetitivas, a pesar de que sean ineficaces o dañinas.
Conexión entre análisis y obsesión-compulsión: Freud sugirió que las experiencias tempranas relacionadas con el control de los impulsos y el entrenamiento del control de esfínteres estaban vinculadas a la formación de estos rasgos en la personalidad.
Supresión de afectos: Se señala que las personas con personalidades obsesivo-compulsivas tienden a suprimir sus emociones y afectos. A menudo, utilizan palabras para ocultar sus sentimientos en lugar de expresarlos. Sin embargo, la excepción es la ira, que puede ser expresada si se considera razonable y justificada.
Conflictos emocionales subyacentes: A pesar de la supresión de afectos, Williams sugiere que el conflicto emocional subyacente en las personas obsesivo-compulsivas involucra la ira (debido a sentirse controlados) y el miedo (por temor a ser condenados o castigados). Estos afectos suelen ser subestimados o racionalizados en lugar de ser expresados de manera directa.
Defensa y adaptación
Se profundiza en la dinámica de defensa y adaptación en individuos con personalidades obsesivo-compulsivas:
Sentimiento de vergüenza (shame)
A diferencia de la aparente falta de afectos en las personas obsesivo-compulsivas, la vergüenza es una excepción. Estas personas tienen altas expectativas para sí mismas y a menudo proyectan esas expectativas en el terapeuta. Cuando no logran cumplir sus propios estándares de pensamientos y acciones, experimentan vergüenza. La vergüenza es, en su mayoría, consciente y puede ser identificada y explorada por el terapeuta de manera más efectiva que otros sentimientos que suelen ser reprimidos o negados.
Procesos defensivos en personas obsesivas y compulsivas
Williams describe los principales procesos defensivos que utilizan las personas con personalidades obsesivo-compulsivas. En personas predominantemente obsesivas, el proceso defensivo principal es la "aislación del afecto", mientras que en las personas predominantemente compulsivas, es el "deshacer". Aquellos que son tanto obsesivos como compulsivos utilizan ambos procesos. Las personas más funcionales con rasgos obsesivos tienden a utilizar formas más maduras de separación entre afecto y cognición, como la racionalización, moralización, compartimentalización e intelectualización. También hacen un uso significativo de la "formación reactiva".
Idealización de la cognición y mentación
Las personas obsesivo-compulsivas tienden a idealizar el pensamiento y la cognición, relegando la mayoría de los sentimientos a una categoría devaluada asociada con la infantilidad, la debilidad, la pérdida de control, la desorganización y la suciedad. Esto puede dificultar su manejo efectivo de las emociones y las interacciones que requieren una respuesta emocional adecuada.
Desafíos en las relaciones personales
A pesar de ser efectivos en roles públicos y formales, las personas con personalidades obsesivo-compulsivas a menudo enfrentan desafíos en las relaciones personales e íntimas. Pueden tener dificultades para expresar sus emociones más tiernas sin experimentar ansiedad y vergüenza, lo que a menudo lleva a convertir interacciones emocionales en procesos cognitivos excesivos. Esto puede afectar negativamente las relaciones personales y la capacidad de procesar emociones, como en el caso de la viuda que se sumerge en la organización meticulosa de un funeral en lugar de permitirse sentir y procesar su dolor.
Uso de la racionalización y la moralización
Las personas obsesivo-compulsivas utilizan la racionalización y la moralización como mecanismos de defensa para evitar enfrentar y expresar sus emociones. También tienden a racionalizar y moralizar sus acciones y comportamientos.
Límites difusos entre obsesión y delirio
En los casos más graves, las personas obsesivo-compulsivas pueden utilizar la aislación de manera tan intensa que parecen schizoides. La percepción errónea común de que las personas schizoides carecen de emociones puede basarse en observaciones de individuos obsesivos que han reprimido tanto sus emociones que parecen estar desconectados de ellas. Además, Williams menciona que las personas obsesivo-compulsivas más perturbadas pueden acercarse a la paranoia, y ofrece un ejemplo histórico de cómo se solía diferenciar entre obsesivos no psicóticos y paranoicos en el pasado.
Mecanismos de defensa
Se abordan diferentes aspectos relacionados con los mecanismos de defensa y el comportamiento de las personas con personalidades obsesivo-compulsivas:
Undoing
Williams destaca que el mecanismo de defensa más característico de la compulsividad que se encuentra en los trastornos obsesivo-compulsivos es el "undoing". Esto se refiere a acciones repetitivas que tienen un significado inconsciente de expiación y/o protección mágica. A diferencia de la impulsividad, en la compulsión se repite una acción de manera estilizada y a veces escalonada.
Compulsión
Se proporcionan ejemplos de comportamientos compulsivos que pueden ser familiares para muchas personas, como terminar la comida en el plato incluso cuando ya no se tiene hambre, limpiar la casa cuando se debería estudiar para un examen, o criticar a alguien a pesar de que se sabe que no tendrá ningún efecto positivo.
La naturaleza de las compulsiones
Lo que hace que estas acciones sean compulsivas no es su destructividad, sino la sensación de "impulso" o necesidad intensa de llevarlas a cabo. Las compulsiones pueden ser perjudiciales o beneficiosas, pero lo que las define es su naturaleza impulsiva y repetitiva.
El significado inconsciente de las compulsiones
Williams señala que las compulsiones a menudo tienen un significado inconsciente de "desfacer un crimen". Aunque en la mayoría de los casos estos "crímenes" existen solo en la fantasía de la persona compulsiva, estas acciones compulsivas son una forma de intentar deshacerlos o evitar consecuencias negativas percibidas.
Fantasías de control omnipotente
Las compulsiones también pueden estar relacionadas con fantasías inconscientes de control omnipotente. Esto se relaciona con la creencia de que uno puede controlar eventos y consecuencias si realiza ciertas acciones específicas.
Formación reactiva
Williams menciona que Sigmund Freud creía que muchas de las características de las personas obsesivo-compulsivas, como la responsabilidad excesiva, la meticulosidad y la diligencia, son reacciones contrarias a deseos inconscientes de ser irresponsables, desorganizados y rebeldes. En otras palabras, estas personas muestran una reacción contraria a sus deseos inconscientes, lo que a menudo se manifiesta en una conducta excesivamente controladora y responsable.
Conflictos internos y ambivalencia
En el trabajo con personas obsesivo-compulsivas, se destaca cómo estas personas a menudo están atrapadas en conflictos internos entre polos opuestos, como la cooperación y la rebeldía, la iniciativa y la pereza, la limpieza y la desorganización, y la responsabilidad y la indulgencia. A pesar de sus esfuerzos por mantener un alto nivel de virtud y responsabilidad, pueden tener áreas de su vida en las que luchan con tentaciones y deseos menos virtuosos.
Patrones relacionales y los factores de crianza
Se analizan los patrones relacionales y los factores de crianza que pueden contribuir al desarrollo de personalidades obsesivas y compulsivas:
Crianza y altos estándares de comportamiento: Williams señala que una de las vías por las cuales las personas desarrollan personalidades obsesivas y compulsivas es a través de figuras parentales que establecen estándares de comportamiento muy altos y esperan una conformidad temprana a ellos. Estos cuidadores suelen ser estrictos y consistentes en recompensar el buen comportamiento y castigar la mala conducta.
Impacto de los padres rígidos: Cuando los padres son extremadamente exigentes, prematuramente demandantes o condenatorios no solo del comportamiento inaceptable sino también de los sentimientos, pensamientos y fantasías que lo acompañan, sus hijos pueden desarrollar adaptaciones obsesivas y compulsivas más problemáticas.
Ejemplo de crianza rígida: Williams comparte un ejemplo de un hombre criado en una familia protestante del medio oeste de Estados Unidos, donde se le instó a renunciar a la tentación y a eliminar todos los pensamientos de pecado. Esto fue fácil para él hasta que alcanzó la pubertad y se enfrentó a la realidad de la tentación sexual, lo que desencadenó una autocrítica excesiva y un esfuerzo constante por contrarrestar los sentimientos eróticos.
Control en familias de origen: Desde una perspectiva de relaciones objetales, se destaca que en las familias de origen de personas obsesivas y compulsivas, los problemas de control suelen ser centrales. Se sugiere que los padres que son excesivamente controladores en el entrenamiento del baño probablemente también lo sean en otras áreas, como la alimentación, el sueño, la prohibición de la masturbación y la imposición de roles sexuales convencionales.
Ansiedad por separación y sobreprotección: Se menciona la relación entre los miedos obsesivos de contaminación y la ansiedad por separación causada por la sobreprotección parental. La sobreprotección puede interferir en la capacidad de un niño para asumir pequeños riesgos necesarios para desarrollar un sentido de los límites del yo.
Versión introyectiva y anaclítica: Williams plantea la idea de que hay dos versiones de la personalidad obsesiva-compulsiva: una más orientada hacia la introyección o la autodefinición y otra más orientada hacia la relación o la dependencia de otros. La primera se asemeja más al enfoque freudiano tradicional, mientras que la segunda puede estar más enfocada en la vergüenza y la necesidad de parecer perfecto para los demás.
Cambio en la crianza contemporánea: Se destaca que en la crianza contemporánea en las culturas occidentales industrializadas, se han producido cambios en los enfoques parentales. Se observa menos énfasis en la moralización y la culpa y más en la vergüenza como un medio para controlar el comportamiento de los niños. Los mensajes que enfatizan cómo los demás percibirán al niño, la imagen pública y el éxito académico se han vuelto más comunes que los mensajes centrados en la conciencia individual y las implicaciones morales del comportamiento.
Relevancia en patologías contemporáneas: Williams subraya que comprender estos cambios en la crianza es relevante para abordar patologías contemporáneas, como los trastornos alimentarios, que pueden no ser completamente explicados por las teorías freudianas tradicionales y pueden requerir formulaciones clínicas más actualizadas basadas en teorías de relaciones objetales y psicología de la personalidad.
Aspectos relacionados con la personalidad obsesiva y compulsiva
se discuten varios aspectos relacionados con la personalidad obsesiva y compulsiva, incluyendo cómo se relacionan con la toma de decisiones y el manejo de emociones:
Familiares no controladores: En contraste con la crianza sobrecontroladora discutida anteriormente, algunos individuos crecen en entornos familiares donde no hay estándares claros o supervisión de los adultos. Para motivarse a crecer y madurar, estos individuos se imponen criterios de comportamiento y sentimiento idealizados que derivan de la cultura en general. Estos estándares tienden a ser rígidos y desprovistos de una sensación humana de proporción.
Ejemplo de un paciente: Se menciona el caso de un paciente cuyos padres eran negligentes y distraídos, lo que lo llevó a avergonzarse profundamente de su ineptitud y a desarrollar una determinación intensa por ser lo opuesto: organizado, competente y en control. Sin embargo, esta autoexigencia llevó a una vida de trabajo obsesivo y el temor constante de que finalmente se descubriera como un fraude.
Formación del superego: Los primeros psicoanalistas observaron que los niños con superegos más estrictos a menudo provenían de familias con menos control y supervisión parental. Esto desafió la teoría freudiana clásica que postulaba la presencia de un padre fuerte y autoritario con quien el niño se identifica para formar el superego. Sugirieron que tener que modelarse según una imagen parental inventada por el propio niño, especialmente si tiene un temperamento intenso y agresivo proyectado en esa imagen, puede crear dinámicas obsesivas-compulsivas.
El yo obsesivo-compulsivo: Se describen dos orientaciones principales en la personalidad obsesiva-compulsiva: introyectiva y anaclítica. Los individuos orientados hacia la introyección se preocupan profundamente por el control y la rectitud moral, relacionando esta última con el primero. Son propensos a ser religiosos, trabajadores, auto-críticos y confiables. Su autoestima proviene de cumplir con las demandas de figuras parentales internalizadas que los mantienen a un alto estándar de comportamiento.
Parálisis por duda: Los individuos obsesivos a menudo evitan tomar decisiones debido a su miedo a cometer errores. Postergan las decisiones hasta que puedan identificar cuál sería la decisión "perfecta" que no esté llena de culpa ni incertidumbre. Esto puede llevar a situaciones en las que no pueden tomar decisiones y se quedan atrapados en la "manía de la duda".
Compulsión a actuar: Por otro lado, los individuos compulsivos tienden a actuar rápidamente sin considerar alternativas. Para ellos, ciertas situaciones exigen ciertos comportamientos y no consideran otras opciones. Esto puede ser impulsivo y basado en "características de demanda" de situaciones específicas.
Evitación de la responsabilidad y culpa: Ambos grupos, obsesivos y compulsivos, tienen dificultades con la responsabilidad debido a sus problemas de culpa y vergüenza. Los obsesivos evitan tomar decisiones y los compulsivos actúan impulsivamente, pero ambos evitan tomar decisiones que puedan involucrar sentimientos de culpa y vergüenza.
Enfoque en detalles: Los individuos obsesivos a menudo se centran en detalles específicos y evitan ver el panorama general. Esto les permite evitar sentir culpa por tomar decisiones generales o considerar la imagen completa de una situación.
En resumen, esta parte del texto de Nancy Williams explora cómo las personas con personalidades obsesivas y compulsivas manejan la toma de decisiones y las emociones, y cómo estas dinámicas pueden afectar su funcionamiento en la vida diaria. Los obsesivos tienden a posponer decisiones debido a sus miedos a cometer errores, mientras que los compulsivos tienden a actuar impulsivamente para evitar tomar decisiones difíciles. Ambos grupos evitan la responsabilidad debido a sus problemas de culpa y vergüenza, y se centran en detalles específicos en lugar del panorama general.
La transferencia y contratransferencia
Nancy Williams abordan aspectos relacionados con la transferencia y contratransferencia en la terapia con pacientes obsesivos y compulsivos, así como las implicaciones terapéuticas de diagnosticar a alguien con una personalidad obsesiva o compulsiva.
Pacientes obsesivos y compulsivos como "buenos pacientes": En general, los pacientes con personalidad obsesiva y compulsiva suelen ser considerados "buenos pacientes" debido a su seriedad, honestidad, motivación y disposición para trabajar duro en la terapia. Sin embargo, también tienen la reputación de ser difíciles debido a sus rasgos de personalidad, como la tendencia a ser críticos y a experimentar irritabilidad subyacente, a pesar de su cooperación aparente.
Ejemplo de un paciente: Williams comparte un ejemplo de un paciente obsesivo con severos pensamientos obsesivos y compulsiones. Este paciente, de origen indio, estaba acostumbrado a la deferencia a la autoridad y a la compulsividad en su cultura de origen. Sin embargo, cuando se le animó a explorar los sentimientos detrás de sus preocupaciones en lugar de buscar una solución rápida y autoritaria, mostró resistencia inicial. A lo largo de la terapia, se le alentó a considerar sus emociones, lo que finalmente condujo a una reducción de sus obsesiones y compulsiones.
Contratransferencia con pacientes obsesivos: Los terapeutas a menudo experimentan contratransferencia al tratar a pacientes obsesivos. Pueden sentir impaciencia, deseo de sacudir al paciente para que sea más abierto acerca de sus emociones ordinarias, o incluso el deseo de "reprender" al paciente. Esto se debe a la combinación de sumisión consciente y desafío inconsciente que caracteriza a los pacientes obsesivos. Los terapeutas pueden sentirse frustrados por la reticencia del paciente a admitir sus emociones y su tendencia a intelectualizar en exceso.
Ambiente de crítica velada: Los pacientes obsesivos a menudo emiten un ambiente de crítica velada, lo que puede ser desalentador y desestabilizador para el terapeuta. Además, la tendencia del paciente a intelectualizar en exceso puede resultar aburrida o distante para el terapeuta. La contratransferencia puede incluir sentimientos de insignificancia y aburrimiento.
Implicaciones terapéuticas: En cuanto a las implicaciones terapéuticas de diagnosticar a alguien con una personalidad obsesiva o compulsiva, Williams enfatiza la importancia de la amabilidad y la empatía. Señala que estos pacientes están acostumbrados a ser exasperantes para los demás, por lo que agradecen respuestas no retaliativas a sus cualidades irritantes. La comprensión y la interpretación de su vulnerabilidad a la vergüenza son esenciales.
Control y consejos terapéuticos: Es importante que los terapeutas eviten tratar de controlar o aconsejar en exceso a estos pacientes. En lugar de eso, deben alentar la apertura y permitir que los pacientes exploren sus propias emociones. Sin embargo, hay excepciones cuando el comportamiento compulsivo es peligroso, como en casos de adicción. En tales situaciones, puede ser necesario establecer condiciones para la terapia, como detener el comportamiento compulsivo antes de continuar con la terapia.
Objetivos terapéuticos: La terapia con pacientes que han superado sus comportamientos compulsivos permite explorar las razones subyacentes que los llevaron a esos comportamientos y les ayuda a encontrar una serenidad interna en lugar de depender de un autocontrol frágil. El objetivo es que los pacientes no solo se abstengan de sus compulsiones, sino que también comprendan por qué eran vulnerables a ese comportamiento.
La terapia con pacientes obsesivos y compulsivos requiere empatía, amabilidad y la capacidad de lidiar con las dinámicas de transferencia y contratransferencia que surgen. Es fundamental permitir que los pacientes exploren sus emociones y evitar la confrontación excesiva, al tiempo que se establecen límites en casos de comportamientos compulsivos peligrosos. El objetivo final es ayudar a los pacientes a comprender y superar las raíces de sus comportamientos compulsivos para lograr una mayor autonomía emocional.
Tratamiento y diagnóstico
Se exploran más aspectos relacionados con el tratamiento y diagnóstico de personas con personalidad obsesiva y compulsiva, así como algunas consideraciones diferenciales con otros trastornos y condiciones:
Evitar la intelectualización: Williams destaca la importancia de evitar la intelectualización en el trabajo con personas en este grupo diagnóstico, especialmente en aquellos más obsesionales. Se advierte que las interpretaciones que aborden el nivel cognitivo de comprensión antes de que las respuestas afectivas hayan sido desinhibidas pueden ser contraproducentes. Se hace referencia a personas que pueden analizar sus dinámicas psicológicas de manera muy lógica, pero sin obtener un beneficio terapéutico real. Este enfoque ha llevado a advertencias sobre la peligrosidad de interpretar prematuramente en el contexto analítico.
Uso de imágenes y simbolismo: Para introducir una dimensión afectiva más profunda en el trabajo terapéutico con personas obsesivas y compulsivas, se sugiere el uso de imágenes, simbolismo y comunicación artística. Se menciona que estos pacientes a menudo usan palabras para evitar sentir emociones y, por lo tanto, pueden beneficiarse de un estilo de discurso más poético y rico en analogías y metáforas.
Expresión de la ira y la crítica: Se resalta la importancia de permitir que los pacientes expresen su ira y crítica hacia la terapia y el terapeuta. Aunque esto generalmente no se puede lograr de inmediato, se puede allanar el camino para que el paciente acepte eventualmente estos sentimientos al realizar comentarios preparatorios que reconozcan la posibilidad de resentimiento o insatisfacción en el proceso terapéutico.
Fomentar el disfrute de las emociones: Williams argumenta que el objetivo de la terapia psicoanalítica va más allá de hacer consciente lo inconsciente; implica cambiar la convicción del paciente de que lo que ha sido consciente es vergonzoso. Se destaca la importancia de ayudar a estos pacientes a disfrutar de sus emociones y a superar sus creencias patógenas sobre la vergüenza y la culpabilidad. Se menciona que algunos pacientes obsesivos pueden necesitar ayuda para comprender que pueden disfrutar de emociones "no muy agradables" pero humanas, como fantasías sadistas o sentimientos de tristeza.
Importancia de sentir emociones: A pesar de las dudas de algunos pacientes obsesivos y compulsivos sobre la utilidad de sentir emociones, se enfatiza que no sentir emociones puede ser perjudicial. Las emociones hacen que uno se sienta vivo, energizado y completamente humano, incluso si expresan actitudes que el paciente considera "no muy agradables".
Uso de medicamentos y terapia cognitivo-conductual: Se menciona que en la actualidad muchas personas con trastorno obsesivo-compulsivo son ayudadas más eficazmente mediante medicamentos como los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) y técnicas de terapia cognitivo-conductual (TCC) como la exposición. Sin embargo, en casos de personalidad obsesiva-compulsiva, estos enfoques pueden ser menos efectivos, lo que lleva a la sugerencia de combinar terapia dinámica con intervenciones farmacológicas y cognitivo-conductuales.
Diferenciación diagnóstica: El autor discute la importancia de diferenciar los trastornos y personalidades obsesivos-compulsivos de otras condiciones. Se menciona que a veces puede ser difícil distinguir una estructura obsesiva de una personalidad schizoid o de personalidades narcisistas con defensas obsesivas. También se señala que los comportamientos asociados con el daño cerebral orgánico a menudo se malinterpretan como obsesivos-compulsivos, lo que destaca la importancia de una evaluación cuidadosa y una historia clínica detallada.
Abordar cuestiones terapéuticas específicas para trabajar con personas con personalidad obsesiva y compulsiva incluye la importancia de facilitar la expresión de emociones, evitar la intelectualización, y alentar el disfrute de las emociones. También se destacan diferenciaciones diagnósticas importantes y se menciona la combinación de enfoques terapéuticos para abordar estas condiciones de manera más efectiva.
En resumen, estas personas tienden a ser "buenos pacientes", comprometidos, honestos y trabajadores. Sin embargo, pueden resultar difíciles debido a su tendencia a experimentar al terapeuta como un padre exigente y crítico. A menudo, ocultan su negatividad detrás de una fachada de cooperación. El terapeuta puede experimentar impaciencia y deseos de sacudir al paciente obsesivo o compulsivo. La combinación de sumisión consciente y resistencia inconsciente puede ser frustrante. Se destaca la necesidad de evitar la lucha de poder en la terapia.
Se advierte sobre los peligros de interpretar prematuramente los problemas cognitivos antes de que las respuestas emocionales se liberen, sugiriendo el uso de imágenes, simbolismo y comunicación artística para explorar emociones. Se enfatiza la importancia de permitir que los pacientes expresen su enojo y crítica hacia la terapia y el terapeuta, como preparar el terreno para que los pacientes acepten estos sentimientos.
Se aboga por ayudar a los pacientes a disfrutar de sus emociones en lugar de verlas como vergonzosas. Se menciona que las emociones hacen que uno se sienta vivo y humano. En casos de trastorno obsesivo-compulsivo, se pueden utilizar medicamentos y terapia cognitivo-conductual. Sin embargo, en personalidades obsesivas-compulsivas, estos enfoques pueden ser menos efectivos.
Se destaca la importancia de distinguir entre personalidades obsesivas y otras condiciones, como personalidades schizoides o narcisistas, así como de considerar posibles condiciones orgánicas. Finalmente, el texto proporciona una visión profunda de cómo abordar el diagnóstico y tratamiento de personas con personalidad obsesiva y compulsiva en un contexto psicoanalítico, teniendo en cuenta las complejidades emocionales y terapéuticas de este grupo clínico.
Referencias
McWilliams, N. (2011). Diagnóstico Psicoanalítico. Comprender la estructura de personalidad en el proceso clínico.